NO TE TARDES
por Jaime Siman

¿Qué has hecho, para que en ti no haya de confiar?
¿Qué has hecho, para que mi vida no te haya de entregar?
¿Acaso me he olvidado de tu amor?
¿de tu gran sabiduría y poder, bendito Creador?

¿Por qué pues, alma mía, tanto te inquietas?
¿Por qué, mente mía, vas y vienes; y no te aquietas?

El dulce sueño con sus alas escapa ¡como fugitiva ave!
El cansancio y la angustia, del descanso ¡nada sabe!

La mano acusadora con tenacidad su dedo ha apuntado.
La tormenta, sin tregua, contra mi alma ha despuntado.

No hay amigo, ni vecino, ni hermano, que sea refugio fiel.
Sus miradas han quitado, sus manos apartado: Su ausencia… ¡amarga hiel!

Como drama, como si con fin incierto, desde lejos te observan.
Como leproso, o extraño engañoso, demasiado ya, te cuentan.

Aquellos que con gozo cada mañana guiabas a la casa del Señor
Su corazón han apartado de tan hermoso Salvador.

Graciosas risas, dulce e inocente compañía del antaño.
Recuerdos del pasado, sueño fugaz, hoy como si un engaño.

Aquellos a mí tan cercanos.
Contra mí alzaron sus manos.
Labios que en el pasado dulces palabras dedicaron,
Por tiniebla espiritual, hoy confundidos asaltaron

Y si mi ser considero, la imperfección y desilusión me embargan.
Senderos del pasado, con sus espinas hoy me asaltan.

¡O calor sin tregua que mi energía agotas!
¡Azote que mi vida cruelmente desmontas!

Padre mío, Padre mío, Dios de calma.
Abraza mi ser, restaura mi alma.

Yo te alabo, yo te adoro mi fiel Pastor.
No te atrases, no demores, mi buen Señor.


Jaime Simán
23 de enero del 2006