¿CREES VERDADERAMENTE QUE RESUCITARÁS?

Algunos sueñan y se esmeran para tener algún día un cuerpo esbelto y admirable. Hacen ejercicio todos los días, dedican horas retando dolorosamente sus cuerpos, bañándose en sudor, consagrados en sus rutinas, tomando proteínas y cuidando rigurosamente sus dietas diarias. Otros, tal vez no tenemos tal dedicación pero vamos al gimnasio tal vez unas tres veces a la semana tratando de mantener un cuerpo un poco saludable y en forma. Pero la ley de la entropía ¡nos gana a todos!

Cada año nuestro cuerpo se deteriora un poco más, y un día volverá al polvo. Lo bueno que ése no es el fin de la historia para os que tenemos la fe depositada en Jesús. Sus seguidores esperamos con certeza sobrenatural ser transformados y vestidos con un cuerpo nuevo y glorioso en la resurrección. ¿Lo crees tú de veras? ¿Crees en la resurrección?

Los sacerdotes, miembros del grupo de los saduceos, trataron de ridiculizar a Jesúspor predicar la resurrección. Ellos se habían vuelto tan “pragmáticos”, tan “intelectualmente superiores”, que no podían creer en la existencia de ángeles o en la resurrección futura. Jesús los reprendió diciéndoles “Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios.”

Los que tienen problema en creer que Dios nos creó en un instante, en el sexto día de la creación, y que Dios creó todo el universo y la vida en seis días como lo dice en el libro Génesis de la Biblia deberían considerar las palabras, anteriormente citadas. Las repito a continuación: “Estáis equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios.”

Personalmente, respaldado en la palabra infalible de Dios, aunque no lo entiendo o veo, estoy seguro que a los seguidores de Jesús nos aguarda un glorioso, maravilloso, y espectacular cuerpo, que ha de habitar en un glorioso, maravilloso y espectacular cosmos. Tal como lo menciona el apóstol Pedro: “Según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, donde mora la justicia.” II Pedro 3:13

El hombre natural, el que no ha nacido de nuevo, el que no ha puesto su fe en Jesús, no puede entender ni aceptar estas cosas, ¡le parecen necedad! Y es que se necesita el Espíritu Santo para poder percibirlas. Bien escribió el apóstol Pablo: “Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.” I Corintios 2:14

Sin el Espíritu Santo tú no podrás creer, ni aceptar, ni experimentar el futuro glorioso que nos espera a quienes amamos a Jesús, “El Camino, la Verdad y la Vida”. Pero si tú hoy, estás dispuesto a reconocer que eres pecador, y que necesitas el perdón de Dios por tus pecados, y si crees que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados y que resucitó de la muerte, y estás dispuesto a poner tu fe en Él, entonces recibirás perdón, y el regalo inmerecido del Espíritu Santo para poder creer y heredar un día estas cosas maravillosas: ¡un futuro verdaderamente grandioso! Un cielo, una morada celestial, y un cuerpo tan maravilloso que nuestra mente limitada en este tiempo es incapaz de imaginar.

Juan escribió: Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como Él es.

Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro.”

Pablo escribió en su carta a los creyentes en Roma: “Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo el que cree en Él no será avergonzado. Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que le invocan; porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.”

© 2016 Jaime Simán. Las Escrituras Bíblicas fueron citadas de La Biblia de Las Américas. ©1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation. Usadas con permiso.