Mi Señor Vino a Morir
por Jaime Siman

 Mi Señor vino a morir.
Mi Señor no vino a deleitarse en placeres,
¡No!, mi Señor vino a servir.
Recuérdalo bien, para que perseveres

Mi Salvador entregado vivió,
no a complacer la carne
sino la voluntad del Padre.
Así es, mi Señor estregado vivió,
desde la cuna hasta la cruz donde su vida dio.

En esta vida
nos acosan amores, afectos y deseos carnales;
nos afligen pasiones, tentaciones y preocupaciones temporales;
parece ¡un callejón sin salida!
Jesús nos advirtió de nuestra debilidad;
de nuestro corazón, de su creatividad y maldad.
Necesitamos a Dios desesperadamente clamar
si hemos de seguir en el camino recto sin desmayar

O Dios mío, renueva por ti mi pasión.
No permitas que me enrede en el pecado.
No me dejes abrazar lo que no es de tu agrado.
¡Sana mi vagabundo y adúltero corazón!

Mi mente limpia, mis labios abre;
Puedan bendecirte siempre amado Padre
Por precio fui comprado.
No con fortunas o tesoro,
ni con plata, ni con oro;
sino con la sangre del Amado.

Mi vida no me pertenece;
A ti Dios, o alma obedece.
Fija tus ojos en Cristo y la eternidad;
No inviertas en este mundo y su brevedad.

Esta es mi oración, mi buen Señor:
Sé mi refugio en la tormenta,
No dejes que mis ojos vean lo que te ofenda.
Libra mis oídos de escuchar la maldad,
Protege mis labios de hablar la iniquidad

Esta es mi oración, mi buen Señor:
Ayúdame a sacrificar deleites y placeres;
Dame amor por ti, mayor que cualquier otro amor;
Que nunca olvide quién tú eres;
Y así te sirva con dedicación y valor.

Esta es mi oración, mi buen Señor:
Dame amor por mis hermanos, amor sincero y divino;
Como el de Aquel que por nosotros del cielo vino

Señor, mira mi debilidad,
No me abandones a mi frialdad.
A ti clamo, mi Señor,
En ti confío, mi Salvador


Jesús viene pronto,
Esta vida a su fin llegará.
Amigo, no sea tonto,
Lo que siembre, eso cosechará.

Mientras tanto, recuerda alma mía,
No olvides, recuerda cada día:
El Señor pronto habrá llegado,
Tu destino habrá quedado sellado.
Esta vida a su fin llegará,
y tu eternidad pronto empezará

Por lo tanto, considera alma mía
No olvides, recuerda cada día:
Mi Señor vino a morir;
El no vino a deleitarse en placeres,
¡No!, mi Señor vino a servir;
Recuérdalo, para que perseveres.

Jaime E Simán
Noviembre 14, 2008